jueves, 4 de marzo de 2010

En consenso es más fácil...

El Presidente Mujica hizo una especial mención al tema ambiental en su discurso en el parlamento. Esa porción de su discurso puede llevar a los interesados en los temas ambientales a tener un poco de esperanza sobre como se tratará el tema en esta administración, especialmente por lo bien expuesta que estuvo la tensión entre crecimiento del agro y problemas ambientales. Sin embargo hay otra lectura que me deja con una enorme preocupación, especialmente teniendo en cuenta que el tema ambiental es uno de los cuatro temas de los grupos interpartidiarios y conociendo las actuaciones y percepciones de los otros partidos sobre el tema ambiental.

El fragmento del discurso es el siguiente (en rojo los fragmentos a analizar):

"También, hemos reservado las estrategias de medio ambiente, para ser tratadas en régimen de políticas de estado.

Hoy la comunidad internacional nos pide que nos pensemos a notros mismos como miembros de una especie, cuyo hábitat está cada vez más amenazado. Hace años que el país ha incorporado una fuerte consciencia sobre el tema, ha legislado con sabiduría y ha operado con decisión y transparencia.

Pero la tensión, entre el cuidado del medio ambiente y la expansión productiva, va a ir en aumento. Vamos a estar cada vez más tironeados, entre las promesas de la explosión agrícola, y las amenazas asociadas al uso intensivo de agroquímicos.

Para no hablar de asuntos aún más complejos, como las incógnitas vinculadas a la modificación genética, de las especies vegetales.

¡Hasta nuestras pobres vacas! Con sus emisiones de gases, son un enorme tema de discusión medio ambiental en el mundo.

Sobre todos estos asuntos, ya empiezan a escucharse algunos tambores de guerra. Afortunadamente, de guerra conceptual, entre los partidarios de la producción a rajatabla, y los preservacionistas a toda costa.

El estado deberá arbitrar y tomar las mejores decisiones.

Sean las que sean, deben tener un ancho respaldo político, para que tengan toda la legitimidad posible y puedan sostenerse en el tiempo, contra viento y marea.

Aquí de nuevo el sistema político tendrá que ser sincero y valiente, porque para cuidar el medio ambiente habrá que renunciar a algunas promesas productivas. O al revés, para sostener la producción, habrá que rebajar la ambición de una naturaleza intocada.

Nos jugamos mucho en todo esto. Tenemos que decidirlo entre todos.

Y después, enfrentar las consecuencias entre todos."

Se presenta el tema como oposición entre producción a rajatabla y "preservacionistas a toda costa" y se dice que para sostener la producción hay que "rebajar la ambición de una naturaleza intocada". Lejos está esto de ser cierto. No hay naturaleza intocada en Uruguay, y a los efectos de la conservación poco importa si está intocada o no. Pero fundamentalmente, el debate es sobre como mejorar la producción y como hacer que los costos ambientales no los pague la sociedad en su conjunto mientras se benefician algunos sectores productivos en particular. Esto significa que la intención de los "ambientalistas" es mejorar la producción y no pararla para hacer una rehabilitación de todo el territorio. Además, si de preservación estamos hablando, no nos olvidemos que en Uruguay menos del 0.5% del territorio bajo área protegida, lejos está esto de ser un límite para la producción.

Pero lo realmente preocupante es lo que viene al final. Cuando se trata de distribuir responsabilidades el presidente se refirió al sistema político, no solo al estado. Esta responsabilidad es la de tomar una decisión y mantenerla contra viento y marea. Todos sabemos como se posiciona el sistema político en esta falsa dicotomía entre desarrollo productivo y ambiente. El resultado será entonces una legitimación de un accionar más contundente en lo productivo que tendrá como resultado una estocada final en nuestra ya diezmada biodiversidad.

Es necesario entonces demostrar que el debate no está entre los productivistas y los "preservacionistas de la naturaleza intocada". Incluso en los países de referencia en su discurso (NZ y Dinamarca), lo que se busca es mejorar la producción y para ello es fundamental el DIALOGO entre los sectores productivos y los ambientales. Este dialogo es muy difícil de fomentar si se los presenta como opuestos en lugar de sectores que pueden colaborar para una política de estado en común, la mejora de la producción agropecuaria en una forma integral.

Lo positivo de este discurso es saber que "los tambores de guerra" todavía se escuchan, esto debería ser un aliciente para que la decaída sociedad civil ambiental del Uruguay continúe luchando por un ambiente mejor.
AT

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